Día 683, domingo
Takeshi le dio un largo sorbo a su lata de cerveza. Gonzalo permaneció quieto en su cama. Una suave música empezó a sonar desde la computadora portátil. De pronto, la expresión en el rostro del presidente cambió. "¿Alguna vez te ha pasado algo parecido?", le preguntó. Disculpa, pero creo que no entendí bien la metáfora. El presidente Gonzalo estalló en carcajadas. "Takeshi, eres un buen chico. Me gusta mucho tu sentido del humor". El joven periodista sonrió. "Me contaron que estuviste algún tiempo con una chica del campamento", dijo el presidente, sacando una especie de cigarro de uno de sus bolsillos. No sé a lo que te refieres. "Vamos Takeshi, puedes hablar con confianza. Este es un lugar muy pequeño. Tarde o temprano todo se sabe". El presidente sacó de una pequeña mesa de noche un encendedor. "¿Somos amigos, Takeshi?". Claro que sí. "Entonces cuéntame", le dijo, prendiendo su cigarro. No hay mucho que contar, la verdad. Takeshi volteó la lata de cerveza sobre su boca, buscando las últimas gotas de licor. "Las mujeres", murmuró el presidente Gonzalo, "son como un cáncer".
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